DOCE CUENTOS PEREGRINOS PDF

Aquí el libro DOCE CUENTOS PEREGRINOS pdf gratis por Gabriel García Márquez

Es un compendio de doce cuentos escritos y redactados por Gabriel García Márquez a lo largo de dieciocho años. La razón del título es debido a que para lograr ser publicados, los cuentos sufrieron un vaivén creativo de larga duración, yendo de la mente del creador (que en varias ocasiones desertaba y volvía a comenzar), a las páginas de cuadernos y notas, al cesto de la basura; en repetidas ocasiones y de forma azarosa. Hasta que finalmente llegaron a concluirse y publicarse en el año 1992.

Estos doce cuentos se logran unificar por un tema central: historias que van de lo cotidiano a lo extraordinario. Como personas de origen latinoamericano en Europa encontrándose con las diferencias en sus costumbres.

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Adelanto del libro

Los doce cuentos de este libro fueron escritos en el curso de los últimos dieciocho
años. Antes de su forma actual, cinco de ellos fueron notas periodísticas y guiones

de cine, y uno fue un serial de televisión. Otro lo conté hace quince años en una en-
trevista grabada, y el amigo a quien se lo conté lo transcribió y lo publicó, y ahora lo

he vuelto a escribir a partir de esa versión. Ha sido una rara experiencia creativa que
merece ser explicada, aunque sea para que los niños que quieren ser escritores
cuando sean grandes sepan desde ahora qué insaciable y abrasivo es el vicio de
escribir.


La primera idea se me ocurrió a principios de la década de los setenta, a propósito
de un sueño esclarecedor que tuve después de cinco años de vivir en Barcelona.
Soñé que asistía a mi propio entierro, a pie, caminando entre un grupo de amigos
vestidos de luto solemne, pero con un ánimo de fiesta. Todos parecíamos dichosos
de estar juntos. Y yo más que nadie, por aquella grata oportunidad que me daba la
muerte para estar con mis amigos de América Latina, los más antiguos, los más
queridos, los que no veía desde hacía más tiempo.

Al final de la ceremonia, cuando
empezaron a irse, yo intenté acompañarlos, pero uno de ellos me hizo ver con una
severidad terminante que para mí se había acabado la fiesta. «Eres el único que no
puede irse», me dijo. Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con
los amigos.

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