El extranjero pdf

Aquí el libro El extranjero pdf gratis por Albert Camus.

Este libro (en francés, L’Étranger) es una novela publicada en 1942, la primera del escritor francés Albert Camus. El extranjero suele asociarse a la filosofía del absurdo y al existencialismo, aunque Camus siempre se distanció de esta última etiqueta.

El protagonista, Meursault, es un francés argelino indiferente a la realidad por resultarle absurda e inabordable. El progreso tecnológico le ha privado de la participación en las decisiones colectivas y le ha convertido en «extranjero» dentro de lo que debería ser su propio entorno.

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Argumento

El señor Meursault, jamás se manifestará contra su ajusticiamiento ni mostrará sentimiento alguno de injusticia, arrepentimiento o lástima.

La pasividad y el escepticismo frente a todo y todos recorre el comportamiento del protagonista: un sentido apático de la existencia y aun de la propia muerte.

Adelanto del libro

Charló mucho en seguida. Se habría que dado muy asombrado si alguien le hubiera dicho
que acabaría de portero en el asilo de Marengo.

Tenía sesenta y cuatro años y era
parisiense. Le interrumpí en ese momento: «¡Ah! ¿Usted no es de aquí?» Luego recordé
que antes de llevarme a ver al director me había hablado de mamá. Me había dicho que era
necesario enterrarla cuanto antes porque en la llanura hacía calor, sobre todo en esta región.
Entonces me había informado que había vivido en París y que le costaba mucho olvidarlo.
En París se retiene al muerto tres, a veces cuatro días.

Aquí no hay tiempo; todavía no se ha
hecho uno a la idea cuando hay que salir corriendo detrás del coche fúnebre. Su mujer le
había dicho: «Cállate, no son cosas para contarle al señor.» El viejo había enrojecido y
había pedido disculpas. Yo intervine para decir: «Pero no, pero no…» Me pareció que lo
que contaba era apropiado e interesante.


En el pequeño depósito me informó que había ingresado en el asilo como indigente.
Como se sentía válido, se había ofrecido para el puesto de portero. Le hice notar que en
resumidas cuentas era pensionista. Me dijo que no. Ya me había llamado la atención la
manera que tenía de decir: «ellos», «los otros» y, más raramente, «los viejos», al hablar de
los pensionistas, algunos de los cuales no tenían más edad que él. Pero, naturalmente, no
era la misma cosa.

El era portero y, en cierta medida, tenía derechos sobre ellos.
La enfermera entró en ese momento. La tarde había caído bruscamente. La noche habíase
espesado muy rápidamente sobre el vidrio del techo.

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