Aquí el libro Fahrenheit 451 pdf gratis por Ray Bradbury
La historia comienza con Guy Montag el cual es bombero. En su mundo, donde las reglas de la televisión y la literatura están al borde de la extinción, los bomberos inician incendios en lugar de apagarlos.
Su trabajo es destruir la mercancía más ilegal, el libro impreso, junto con las casas en las que están escondidos. Montag nunca cuestiona la destrucción y la ruina que producen sus acciones, regresando cada día a su vida blanda y a su esposa, Mildred, quien pasa todo el día con su ‘familia’ televisiva.
Pero luego conoce a una joven y excéntrica vecina, Clarisse, que le presenta un pasado en el que la gente no vivía con miedo y un presente en el que se ve el mundo a través de las ideas de los libros en lugar del parloteo sin sentido de la televisión. y Clarisse desaparece repentinamente, Montag comienza a cuestionar todo lo que ha conocido.
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Adelanto del libro
Cinco pequeños brincos y luego un gran salto.
Cinco petardos y luego una explosión.
Eso describe poco más o menos la génesis de Fahrenheit 451.
Cinco cuentos cortos, escritos durante un período de dos o tres años, hicieron
que invirtiera nueve dólares y medio en monedas de diez centavos en alquilar
una máquina de escribir en el sótano de una biblioteca, y acabara la novela
corta en sólo nueve días.
¿Cómo es eso?
Primero, los saltitos, los petardos:
En un cuento corto, «Bonfire», que nunca vendí a ninguna revista, imaginé los
pensamientos literarios de un hombre en la noche anterior al fin del mundo.
Escribí unos cuantos relatos parecidos hace unos cuarenta y cinco años, no
como una predicción, sino corno una advertencia, en ocasiones demasiado
insistente. En «Bonfire», mi héroe enumera sus grandes pasiones.
Algunas dicen así:
«Lo que más molestaba a William Peterson era Shakespeare y Platón y
Aristóteles y Jonathan Swift y William. Faulkner, y los poemas de, bueno,
Robert Frost, quizá, y John Donne y Robert Herrick. Todos arrojados a la
Hoguera.
Después imaginó las cenizas (porque en eso se convertirían). Pensó
en las esculturas colosales de Michelangelo, y en el Greco y Renoir y en tantos
otros. Mañana estarían todos muertos, Shakespeare y Frost junto con HuxIey,
Picasso, Swift y Beethoven, toda aquella extraordinaria biblioteca y el bastante
común propietario … »