Házmelo como tú sabes pdf

Aquí el libro Házmelo como tú sabes pdf gratis por Amanda Seibiel

La historia comienza con Lucía, quien es un ama de casa que se dedica en cuerpo y alma a su marido Roberto y cuyos únicos conflictos son saber el menú diario y evitar los encontronazos con la cotilla de su cuñada.

Con el tiempo ha ido conformándose con su vida, muertas sus aspiraciones el día en que se casó. La única persona que se preocupa por su dejadez y que le da un poco de «vidilla» es su amiga Nuria, que un día le regala una novela erótica y enciende una pequeña chispa en Lucía, apagada muchos años atrás.

Aunque el pudor le supera al principio, termina enganchándose a ese libro como si fuera algo prohibido, avergonzándose incluso cuando lo lee. Pero es incapaz de dejarlo… Lucía es muy cabezona, arraigada a unos valores muy tradicionales, y su vida sufrirá un revés inesperado que hará que se replantee todo su sistema de creencias.

Por fortuna, Nuria será su apoyo en todo momento y le ayudará a darse cuenta de que es necesario dejar de vivir para los demás y de que tiene que empezar a valorarse. Y Lucía, poco a poco, comenzará a no ser un cero a la izquierda y a sacar su verdadero yo. Romperá sus tabús y se dará cuenta que las reglas están hechas para saltárselas si quiere llegar a ser feliz.

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Házmelo como tú sabes

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Adelanto del libro

Házmelo como tú sabes resumen

«La agarró por la cintura y la besó apasionadamente hasta que ella y su cuerpo
cedieron por completo a la pasión que quemaba su interior. George la penetró
allí mismo sin compasión; solo ansiaba poseer el cuerpo que tanto deseaba…»
―Lucía, ¿qué lees con tanto entusiasmo?
―Nada, cosas de cocina.


Cerré el libro de golpe y lo escondí con disimulo debajo del cojín del sofá.
Roberto había llegado antes de tiempo del trabajo y la novela que mi amiga
Nuria me había dejado el día anterior me tenía enganchada. Era la primera vez
que leía algo así.


―¿Qué hay para comer? Me muero de hambre.
Roberto trabajaba como profesor de Educación Física en el instituto del
pueblo y tenía hambre a todas horas. Siempre estaba con su deporte y con su
dieta. A sus treinta años tenía un cuerpo perfecto y ni un gramo de grasa. Era
todo músculo. Para michelines ya estaban los míos.
―Te he hecho ensalada y lubina al horno.
―¡Cómo me cuidas!

Se acercó y me dio un beso en la frente. Sonreí como una tonta. Estaba
locamente enamorada de mi apuesto marido. Llevábamos diez años casados y
lo quería como el primer día. A su lado, el tiempo volaba. Con decir que nos
casamos con veinte años y ya había pasado una década

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