La Inteligencia Artificial (IA) ha tenido en los últimos años una implicación cada vez mayor en el área de desarrollo de software, tratando de alcanzar un sólo objetivo: “incorporar inteligencia” en agentes no vivos y que ésta sea muy similar a la de un ser humano. Ese anhelo por crear software que incorpore procesos que solamente la inteligencia humana puede realizar es un reto y se ha convertido en una actividad atractiva en la que muchos ya están dando sus primeros resultados.

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La inteligencia artificial abre un mundo de posibilidades a quien conoce su potencial, ya que proporciona un amplio conjunto de métodos, técnicas y algoritmos que, mediante su estudio exhaustivo y cuidadoso, pueden ser incluidas en distintas aplicaciones financieras, educativas, de seguridad informática, videojuegos, entre otras y que son muestra clara de la intervención de la IA en nuestras actividades diarias.

Desarrollo

Existen varias definiciones para Inteligencia Artificial que encierran diferentes perspectivas de lo que cada autor cree, pero esto también nos permite generar nuestra propia concepción de lo que es la IA: “es lograr la simulación de inteligencia humana o de una conducta inteligente en los agentes no vivos”. Las primeras aproximaciones sobre IA se produjeron a finales del siglo XX, cuando se dio comienzo a las primeras formas de representación del aprendizaje de las máquinas y a la manera en que una máquina podría obtener una percepción del mundo a su alrededor, así como la planificación y ejecución de tareas ante posibles situaciones.

desarrollo de la inteligencia artificial


Algo importante que ayudó a que ahora se acerque más a ser Una realidad es el hecho de que algunos sistemas sean capaces de utilizar fragmentos de “conocimiento” como paso necesario para resolver problemas, teniendo además la capacidad de planificar y ejecutar las tareas que consideren más oportunas para mejorar su rendimiento, y así generar nuevos conocimientos junto con la retroalimentación del sistema. La idea de aprovechar las herramientas informáticas junto con la IA surge con el interés de que la computadora se convierta en más que sólo un dispositivo de almacenamiento y de procesamiento de datos, dando así paso a los denominados sistemas inteligentes, con el propósito de apoyar procesos de aprendizaje que sirvan como herramientas complementarias en las actividades de enseñanza.

Ejemplo real

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Respondiendo la pregunta de que si google es una inteligencia artificial? la respuesta mas rápida y no muy sorprendente es si, ya que si nos ponemos a ver la manera en que esta trabaja, una gran parte de la misma es automatizada por la IA.

La IA de google

la empresa de Google ha desarrollado un sistema de Inteligencia Artificial (IA) capaz de superar por primera vez a los expertos humanos en el diseño de nuevos microchips, y que es capaz de reducir el tiempo necesario para algunas tareas de semanas o meses a tan solo horas.

Pero que es la IA de google?

Es una división de Google dedicada exclusivamente a la inteligencia artificial. Fue anunciado en Google I/O 2017 por el CEO Sundar Pichai.

Proyectos

  • Sirviendo TPUs basadas en la nube (unidades de procesamiento de tensor) para desarrollar software de aprendizaje automático.
  • Desarrollo de TensorFlow.
  • TensorFlow Research Cloud proporcionará a los investigadores un grupo gratuito de mil TPU en la nube para realizar investigaciones de aprendizaje automático, con la condición de que la investigación sea de código abierto y publiquen sus hallazgos en una revista científica revisada por pares.
  • Portal para más de 5100 publicaciones de investigación del personal de Google.

Listado de libros recomendados

A continuación te estaremos dejando un gran grupo de los mejores tipos de libros en materia de creación de Inteligencia artificial, redes neurales (computadores), sistemas expertos (computadores), algoritmos, programación (computadores electrónicos).

Las bases de la inteligencia artificial para el futuro

La IA está basada en programación compleja, y por lo tanto necesariamente cometerá errores. Pero incluso suponiendo que fuera posible desarrollar un software completamente fiable, hay dilemas éticos que los desarrolladores de software deben tener en cuenta a la hora de diseñarlo.

Por ejemplo, un vehículo autónomo podría decidir atropellar a un peatón para evitar una colisión que podría causar daños a sus ocupantes. Equipar las empresas con sistemas avanzados de IA para hacer la gestión y la producción más eficientes requerirá menos empleados humanos y generará más paro.

Estos dilemas éticos hacen que muchos expertos en IA señalen la necesidad de regular su desarrollo. En algunos casos se debería incluso de prohibir el uso de la IA. Un ejemplo claro son las armas autónomas. Los tres principios básicos que rigen los conflictos armados: discriminación (la necesidad de discernir entre combatientes y civiles o entre un combatiente en actitud de rendirse y uno dispuesto a atacar), proporcionalidad (evitar el uso desmedido de fuerza) y precaución (minimización del número de víctimas y daños materiales) son extraordinariamente difíciles de evaluar y, por lo tanto, casi imposibles de cumplir por los sistemas de IA que controlan las armas autónomas.

Pero incluso en el caso de que a muy largo plazo las máquinas tuvieran esta capacidad, sería indigno delegar en una máquina la decisión de matar. Pero, además de regular, es imprescindible educar a los ciudadanos sobre los riesgos de las tecnologías inteligentes, dotándolos de las competencias necesarias para controlarla en lugar de ser controlados por ella. Necesitamos futuros ciudadanos mucho más informados, con más capacidad para evaluar los riesgos tecnológicos, con más sentido crítico y dispuestos a hacer valer sus derechos. Este proceso de formación debe comenzar en la escuela y tener continuación en la universidad.

En particular es necesario que los estudiantes de ciencia e ingeniería reciban una formación ética que les permita comprender mejor las implicaciones sociales de las tecnologías que muy probablemente desarrollarán. Solo si invertimos en educación lograremos una sociedad que pueda aprovechar las ventajas de las tecnologías inteligentes minimizando los riesgos. La IA tiene sin duda un extraordinario potencial para beneficiar a la sociedad siempre y cuando hagamos un uso adecuado y prudente. Es fundamental aumentar la conciencia de las limitaciones de la IA, así como actuar de forma colectiva para garantizar que la IA se utilice en beneficio del bien común con seguridad, fiabilidad y responsabilidad.

El camino hacia la IA realmente inteligente seguirá siendo largo y difícil, al fin y al cabo la IA tiene apenas sesenta años y, como diría Carl Sagan, sesenta años son un brevísimo momento en la escala cósmica del tiempo; o, como muy poéticamente dijo Gabriel García Márquez: «Desde la aparición de vida visible en la Tierra debieron transcurrir 380 millones de años para que una mariposa aprendiera a volar, otros 180 millones de años para fabricar una rosa sin otro compromiso que el de ser hermosa, y cuatro eras geológicas para que los seres humanos fueran capaces de cantar mejor que los pájaros y morirse de amor».

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