Aquí Quimica imperfecta por la gran autora Mary Frame
Perfectamente imperfectos son los personajes y situaciones que hacen del debut de Frame un novela chispeante… hay una sensación real de crecimiento en los personajes, encarnada por el estilo narrativo en constante evolución que se asemeja a la metamorfósis de Lucy.
La mezcla de humor y sentimiento hacen de esta una lectura profunda y enormemente entretenida. –Publishers Weekly
A Lucy London la palabra genio se le queda corta. Habiendo obtenido el doctorado a los veinte años, ha acumulado una ingente cantidad de conocimientos, pero todavía hay una cosa que se le resiste: la gente. El péndulo de pasiones que experimenta la gente que la rodea; le confunde y le intriga, así que cuando le ofrecen una beca para estudiar a las emociones como patógenos, se apunta a la oprtunidad.
Entra en escena Jensen Walker, vecino de Lucy y la única persona que encuentra atrayente. La vida de Jensen responde al estereotipo de leyenda del campus, desordenada, emotiva y complicada. Basicamente, el perfecto punto de partida para el estudio de Lucy.
Cuando la tenacidad de ella le convence y consiente en ayudarla, saltan las chispas. Para su sorpresa, Lucy se encuentra a sí misma luchando con sus propias emociones; tan extrañas, como intensas. Con el tiempo contado para la entrega de su proyecto, Lucy debe decidir que es más importante:analizar sus pasiones… o abandonarse a ellas.
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Resumen de Química imperfecta
Existen teorías que intentan explicar el por qué los humanos lloran cuando se
ven afectados por emociones intensas.
Una de ellas sostiene que el llanto sirve
como una señal que avisa a otros humanos de que nos encontramos en un
estado de agitación emocional, en la esperanza de provocar una posible
respuesta altruista en ellos.
Otra teoría afirma que el llorar tiene una función
bioquímica, liberando toxinas del cuerpo y reduciendo el estrés. Algunos
científicos han descubierto que las lágrimas podrían contener quimioseñales
que cuando son olidas por los hombres, producen en ellos niveles más bajos
de testosterona y un menor interés por el sexo.
Ninguna de estas teorías explica el por qué yo, una mujer de veinte años de
edad, experimento una extrema ansiedad y un deseo apremiante de alejarme lo
más posible
cuando la gente llora cerca de mí.
– ¿Me estás escuchando?
La cliente de hoy se llamaba Freya Morgan, una estudiante de segundo
curso en la universidad, que recientemente había puesto fin a una relación.
Estudiaba derecho y su expediente decía que obtuvo muy buenas notas en el
instituto. Tengo la esperanza de que sea más racional que emocional.
No ha
llorado aún, pero estoy segura al 83% de que lo hará. Distintos estudios han
demostrado que las mujeres lloran entre treinta y sesenta y cuatro veces al año.
Eso es aproximadamente una vez cada doce días, tirando por lo bajo.
-Sí- miré mis apuntes.