Relato de un náufrago pdf

Aquí libro Relato de un náufrago pdf gratis el cual es un reportaje novelado de Gabriel García Márquez.

 Relata la historia de Luis Alejandro Velasco Sánchez, un náufrago que fue proclamado héroe de Colombia, pero tras la versión distribuida por el diario El Espectador de Bogotá, quedó olvidado; este relato obligó a que su autor se diera al exilio en París..

El relato dice que estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de la patria, besado por las reinas de la belleza y hecho rico por la publicidad, y luego aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre.

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Relato de un náufrago

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Adelanto del libro

Cómo eran mis compañeros muertos en el mar


El 22 de febrero se nos anunció que regresaríamos a Colombia. Teníamos ocho meses de estar en Mobile, Alabama, Estados Unidos, donde el A.R.C. «Caldas» fue sometido a reparaciones electrónicas y de sus armamentos. Mientras reparaban el buque, los miembros de la tripulación recibíamos una instrucción especial.

En los días de franquicia hacíamos lo que hacen todos los marineros en tierra: íbamos al cine con la novia y nos reuníamos después en «Joe Palooka», una taberna del puerto, donde tomábamos whisky y armábamos tina bronca de vez en cuando. Mi novia se llamaba Mary Address, la conocí dos meses después de estar en Mobile, por intermedio de la novia de otro marino. Aunque tenía una gran facilidad para aprender el castellano, creo que Mary Address no supo nunca por qué mis amigos le decían «María Dirección». Cada vez que tenía franquicia la invítaba al cine, aunque ella prefería que la invitara a comer helados. Nos entendíamos en mi medio inglés y en su medio español, pero nos entendíamos siempre, en el cine o comiendo helados.

Sólo una vez no fui al cine con Mary: la noche que vimos «El Motín del Caine». A un grupo de mis compañeros le habían dicho que era una buena película sobre la vida en un barreminas. Por eso fuimos a verla. Pero lo mejor de la película no era el barreminas sino la tempestad. Todos estuvimos de acuerdo en que lo indicado en un caso como el de esa tempestad era modificar el rumbo del buque, como lo hicieron los amotinados.

Pero ni yo ni ninguno de mis compañeros había estado nunca en una tempestad corno aquella, de manera que nada en la película nos impresionó tanto como la tempestad. Cuando regresamos a dormir, el marino Diego Velázquez, que estaba muy impresionado con la película, pensando que dentro de pocos días estaríamos en el mar, nos dijo: -¿Qué tal si nos sucediese una cosa como esa. Confieso que yo también estaba impresionado. En ocho meses había perdido la costumbre del mar.

No sentía miedo, pues el instructor nos había enseñado a defendernos en un naufragio. Sin embargo, no era normal la inquietud que sentía aquella noche en que vimos «El Motín del Caine». No quiero decir que desde ese instante empecé a presentir la catástrofe. Pero la verdad es que nunca había sentido tanto temor frente a la proximidad de un viaje. En Bogotá, cuando era niño y veía las ilustraciones de los libros, nunca se me ocurrió que alguien pudiera encontrar la muerte en el mar. Por el contrario, pensaba en él con mucha confianza. Y desde cuando ingresé en la marina, hace casi doce años, no había sentido nunca ningún trastorno durante el viaje.

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